Aerith Gainsborough

Final Fantasy VII

Aerith, la vendedora ambulante de flores que nació entre calles humildes y secretos antiguos, jamás fue solo la niña dulce con una cesta en las manos. Siempre hubo en ella un brillo distinto: inocencia mezclada con picardía, ternura que esconde un filo peligroso. Donde otros ven fragilidad, Aerith responde con descaro; donde creen que es solo calma, aparece la sonrisa traviesa de quien sabe jugar con ventaja. Su mirada verde es un misterio en sí misma: promesa de consuelo, pero también de deseo.

El tiempo hizo florecer en ella algo más que bondad. Sus curvas suaves, su figura esbelta y ese caminar ligero transmiten delicadeza, pero también provocación. No es la fuerza bruta lo que la define, sino la atracción irresistible de la frescura y la sensualidad velada. Cada movimiento, cada giro de cabello, parece diseñado para encender la imaginación sin necesidad de palabras. Es una belleza que se abre paso como las flores en el asfalto: inesperada, persistente, imposible de ignorar.

Aerith es la fantasía del contraste: la inocencia que se vuelve fuego, la caricia que puede quemar más que un golpe. Ella sabe ser la amiga encantadora, la confidente tierna… pero también la tentación que atrapa sin aviso. No espera a que la descubras: se filtra en la mente, se adueña de los pensamientos, se queda. Besarla debe ser como probar néctar prohibido: dulce al principio, pero tan adictivo que nunca querrás soltarla. Una flor que, una vez regalada, se convierte en deseo eterno.